El primer aceitado
Para proteger la piel y para que sus cualidades se revelen con el paso del tiempo, el aceitado es una etapa indispensable antes del primer uso. Este tratamiento impermeabiliza, suaviza y nutre la piel en profundidad.
Aplicar el aceite de manera homogénea por todo el artículo con una brocha. A continuación, aplicar el bálsamo renovador con una esponja, sin olvidar las costuras para protegerlas con la sustancia grasa. Para terminar, homogeneizar el tono y eliminar el sobrante masajeando la piel con un paño o cepillo suave.
Hay que tener en cuenta que la piel de ternera y de becerro, más flexibles que la piel de vaca de los faldones, requieren una ligera capa de aceite ya que absorben una gran cantidad de aceite. Estos tipos de piel se sitúan en el asiento, en las rodilleras y en los bastes de la silla de montar.
Dejar que la piel absorba el tratamiento durante 24 horas en una habitación ventilada. La piel natural se oscurecerá antes de volver a aclararse ligeramente hasta adoptar su tono definitivo. Tenga cuidado: es posible que los materiales destiñan durante los primeros usos.
Aplicar el aceite de manera homogénea por todo el artículo con una brocha. A continuación, aplicar el bálsamo renovador con una esponja, sin olvidar las costuras para protegerlas con la sustancia grasa. Para terminar, homogeneizar el tono y eliminar el sobrante masajeando la piel con un paño o cepillo suave.
Hay que tener en cuenta que la piel de ternera y de becerro, más flexibles que la piel de vaca de los faldones, requieren una ligera capa de aceite ya que absorben una gran cantidad de aceite. Estos tipos de piel se sitúan en el asiento, en las rodilleras y en los bastes de la silla de montar.
Dejar que la piel absorba el tratamiento durante 24 horas en una habitación ventilada. La piel natural se oscurecerá antes de volver a aclararse ligeramente hasta adoptar su tono definitivo. Tenga cuidado: es posible que los materiales destiñan durante los primeros usos.
Cuidado diario
La piel de guarnicionería es un material vivo y, como tal, requiere un cuidado asiduo. El cuidado debe adaptarse en función del tipo de uso que se le dé a la piel y de su desgaste, así como del clima en el que se emplee.
Con una esponja humedecida en agua tibia, aplicar el jabón de glicerina de forma generosa sobre la piel. Insistir en las partes sujetas a roces y en las zonas donde la transpiración y el polvo se acumulen normalmente. Repetir la operación hasta que la esponja permanezca limpia. La glicerina posee una acción nutritiva, por lo que no hay que aclarar la última pasada de la esponja. Basta con eliminar el sobrante masajeando la piel con un paño o cepillo suave.
Según el estado de la piel, es posible completar la acción del jabón de glicerina aplicando un bálsamo renovador. Una vez al año, en caso de sequedad de la piel, aplicar aceite por el lado de la flor de la piel para nutrirla en profundidad. Repetir el tratamiento en caso necesario.
Con una esponja humedecida en agua tibia, aplicar el jabón de glicerina de forma generosa sobre la piel. Insistir en las partes sujetas a roces y en las zonas donde la transpiración y el polvo se acumulen normalmente. Repetir la operación hasta que la esponja permanezca limpia. La glicerina posee una acción nutritiva, por lo que no hay que aclarar la última pasada de la esponja. Basta con eliminar el sobrante masajeando la piel con un paño o cepillo suave.
Según el estado de la piel, es posible completar la acción del jabón de glicerina aplicando un bálsamo renovador. Una vez al año, en caso de sequedad de la piel, aplicar aceite por el lado de la flor de la piel para nutrirla en profundidad. Repetir el tratamiento en caso necesario.